Instituto Ruso Pushkin

 



UN PASEO A ORILLAS DEL BÁLTICO
14/11/19

El pasado viernes 8 tuvo lugar la primera microconferencia del nuevo ciclo de este curso, "Un paseo a orillas del báltico", sobre las Repúblicas Bálticas. Este ciclo, presentado por nuestro alumno Iván Álvaro Herrero, historiador y estudiante de filología, girará en torno a las antiguas Repúblicas de la URSS, e incluirá degustaciones de los platos tradicionales de la mano de Atugusto Madrid.

Iván comenzó haciendo un pequeño resumen sobre la URSS y su organización, tema que abordamos en el ciclo anterior en la conferencia "La historia de un viaje interminable". 

Empezó entonces a hablarnos de Estonia y de su historia y tradiciones. Es la más septentrional de las tres repúblicas bálticas, una de las más pequeñas de las que conformaban la URSS (con unos 45.000 km2), y la menos poblada de todas, con algo más de un millón de habitantes. Su población, mayoritariamente estonia, cuenta con un gran número de rusos y un minoritario número de ucranianos, bielorrusos y finlandeses, así como otras varias nacionalidades. 

Con la caída del imperio de los zares, Estonia se declaró independiente, situación que se mantuvo hasta la Segunda Guerra Mundial, con ocupaciones sucesivas de alemanes y soviéticos, hasta su reincorporación permanente a la URSS en 1944, como la República Socialista Soviética de Estonia. La ruta hacia la independencia comenzó con las protestas por la instalación de minas en el norte del país en la primavera de 1987. Actualmente, Estonia es una república parlamentaria, miembro de la UE y de la OTAN desde 2004, y cuenta con el euro como moneda desde 2011.

La cultura estonia es una mezcla de influencias nórdicas, germánicas y eslavas sobre la base tradicional finougria, aunque, en general, los propios estonios se consideran más próximos a los países nórdicos protestantes que a ningún otro conjunto étnico. 

Este país destaca por su música, con más de 100.000 canciones populares registradas (https://www.youtube.com/watch?v=XTdOiCa0-4o), y por sus danzas, que son auténticos espectáculos visuales (https://www.youtube.com/watch?v=43go74soGW0&feature=youtu.be&t=1314). Además, acoge el Festival de la Canción Estonia "Laulupidu", uno de los festivales musicales más antiguos del mundo, que se celebra cada cinco años. 

Una característica única de Estonia en el presente es el gran compromiso del país para alcanzar una sociedad digitalizada, hasta el punto de declarar el acceso a Internet como un derecho humano fundamental, que comenzó con la independencia del país. 

En Letonia, el clima, la geografía y la población son muy similares a los de Estonia, destacando una presencia minoritaria de polacos y lituanos. Su historia discurre paralela a la de Estonia, con divergencias mínimas. Sin embargo, los letones, a diferencia de los estonios, no descienden de las tribus finougrias, sino de los invasores que se mezclaron con estas en el II milenio a.C. El sur de Letonia no pasó a ser parte del imperio de los zares hasta finales del siglo XVIII, cuando la Letonia polaca se integró en el Imperio Ruso. Al igual que Estonia, con la caída del imperio zarista, disfrutó de un par de décadas de independencia ganada por las armas, hasta su reintegración en la URSS al final de la Segunda Guerra Mundial. 

Actualmente, Letonia es una república parlamentaria con un jefe del Gobierno (el primer ministro), que elige el consejo de ministros, y un jefe del Estado (el presidente), que tiene una función principalmente ceremonial y nombra al primer ministro. Al igual que Estonia, es miembro de la UE y de la OTAN desde 2004, y tiene el euro como moneda desde 2014.

Cuenta con varias fiestas populares como "Jāņi", en la que se celebra el solsticio de verano; y "Ziemassvētki", una festividad navideña. En cuanto a su música, destacan las dainas (http://garamantas.lv/en/record/1224468/Dziedataju-masu-devu)(http://garamantas.lv/en/record/1224802/Es-maza-budama-ko-nedariju), pequeñas historias familiares, de amor o relacionadas con la mitología, de las que se han documentado más de un millón.

Lituania es prácticamente del mismo tamaño que Letonia. Es la más poblada de todas, con casi tres millones de habitantes. Cuenta con una población propia muy superior a la de sus hermanas, y un número de nacionalidades distintas muy inferior en comparación. La unión entre Polonia y Lituania se fortaleció con la formación de la Mancomunidad de Polonia-Lituania en 1569, hasta su disolución en 1795, cuando la mayor parte de Lituania pasó a formar parte del imperio de los zares. La Lituania independiente formaba parte de Prusia, y fue el foco de un importante movimiento de renacimiento cultural lituano, que llevó a la creación de una sólida conciencia nacional durante el siglo XIX. Tras la Revolución, se mantuvo independiente hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando fue ocupada por soviéticos, siguiendo el Pacto Molotov-Ribbentrop, y luego alemanes, hasta la definitiva reincorporación soviética en 1944. De todas las repúblicas soviéticas, Lituania era la que conservaba un mayor sentimiento de identidad nacional; de hecho, durante los años 70, era la república en la que más samizdat por persona se producían (copia y distribución clandestina de literatura prohibida por el régimen soviético). Actualmente, Lituania es una república parlamentaria con un jefe del Gobierno (el primer ministro) y un jefe del Estado (el presidente), quien designa al primer ministro. En 2004 Lituania se incorpora tanto a la UE como a la OTAN, y en el 2015 acepta el euro como moneda nacional. 

En Lituania la música tradicional también tiene un papel muy importante, aunque los festivales musicales empezaron a celebrarse más tarde, a partir del primero celebrado en 1924 en Kaunas, y especialmente a partir de la fundación del Conservatorio de Kaunas en 1933. El más importante de estos es el Festival Nacional de la Canción y la Danza, que se celebra a intervalos irregulares en Vilna.

Un elemento característico de su música popular son los sutartinės (https://www.youtube.com/watch?v=zeEnhlRteiA), una forma antigua y única de polifonía a dos o tres voces. Podemos destacar también el ritinis (https://www.youtube.com/watch?v=3BYLrqwachs&feature=youtu.be), un deporte de tradición medieval, y el  rateliai (https://www.youtube.com/watch?v=coYolYY88R0&feature=youtu.be&t=197), una danza circular.

En Lituania y Estonia abundan los barros medicinales, lo que explica la abundancia de balnearios en ambas zonas. Uno de los recursos más característicos de Lituania es el ámbar, que se encuentra con frecuencia en sus tierras, especialmente en la costa.

Tras la conferencia, pudimos degustar un menú típico de la zona preparado por Atugusto Madrid

De entrante tuvimos arenques ahumados en aceite, forma tradicional de preparar esta conserva característica de las Repúblicas Bálticas. 

Aunque en esta región no solo se hacen conservas de pescado, también encontramos conservas de carne, vegetales, etc.

El plato tradicional característico de Lituania que pudimos probar es el cepeliani o didžkukuliai, un tipo de dumpling elaborado con puré de patatas y relleno de carne picada, que se sirve caliente acompañado de nata agria y/o beicon.

Por último, degustamos el bubert, un postre, aparentemente de origen alemán, característico de la cocina estonia y letona, elaborado a partir de sémola de trigo, que se cuece en leche, y se mezcla con huevo y azúcar. Se consume frío, mezclado con algún tipo de mermelada de fruta ácida. No obstante, es una receta con importantes variaciones regionales.

Para beber tuvimos dos cervezas lituanas, tipo lager, el más común en la región. En general, la cerveza puede ser considerada como la bebida más popular en estos países.

También pudimos ver una botella de Bálsamo Negro de Riga, un licor de hierbas tradicional de Letonia hecho a partir de varios ingredientes naturales mezclados con vodka.

¡Una auténtica experiencia báltica!

¡Muchas gracias a todos por venir! Nos vemos en la próxima, el 13 de diciembre, que versará sobre Ucrania y Bielorrusia.